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Que significa seguir tu pasión
El verdadero reto no es empezar, sino no abandonar.
Todos admiramos la idea de “seguir tu pasión”. Suena inspirador. Pero en la práctica, suele ser caótico, incómodo y desafiante.
Este texto es una exploración honesta de lo que realmente implica comprometerte con una visión, incluso cuando no hay garantías de resultados.
"El mundo es un museo de proyectos impulsados por la pasión."

Piensa en esto la próxima vez que camines por la calle: ese café, ese puente, esa biblioteca… alguien los creó siguiendo una idea que le importaba.
Y más importante aún: alguien no la soltó cuando todo se puso difícil.
El problema de “seguir tu pasión” es que solemos romantizarlo. Imaginamos inspiración infinita, libertad creativa, reconocimiento inmediato.
Pero la verdad es otra: muchas veces seguir tu pasión significa avanzar con miedo, dudas, y en silencio.
Recuerdo cuando escribí mi primer newsletter. Lo revisé decenas de veces, lo compartí con miedo, y después de dos semanas… nada.
Lo más difícil no es poner palabras en la página, sino aceptar que esas palabras serán leídas por otros. Ahí empieza el verdadero reto: tengo que dar contexto, ordenar mis ideas, asegurarme de que conecten con alguien más.
Ese esfuerzo no es solo técnico: es profundamente emocional.
Ahí entra la resistencia creativa. Queremos expresarnos, pero también conectar. Ese tira y afloja entre verdad personal y comprensión externa es difícil ponerlo en palabras... y justo por eso es tan real.
Cuando descubres lo difícil que es crear desde la honestidad, aparece otro reto:
¿Qué pasa cuando el mundo no responde como esperas?
El problema no es fallar, es soltar tu visión
Todos hemos estado ahí. Le dedicas horas a una idea. La corriges mil veces. Le pones alma. Crees que está lista. La compartes... y no pasa gran cosa.
Tal vez unas pocas reacciones. Tal vez un silencio incómodo.
Y lo más difícil no es la falta de impacto, sino las voces internas que aparecen después: duda, miedo, comparación. A eso se suman las voces externas: “eso no tiene sentido”, “deberías ser más realista”, “haz algo más seguro”.
Y entonces aparece el verdadero peligro: cuando dejas que esas voces te alejen de tu visión.
Empiezas a crear para agradar. Para validar. No desde la verdad. Y terminas en un proyecto que ya no se siente tuyo.
El mayor riesgo no es fracasar. Es tener éxito en algo que no te representa.

Crear desde el proceso, no solo por el resultado
Hemos sido educados para medir valor por resultados: likes, views, ingresos.
Y si solo creas para obtener validación externa, el día que no la recibes todo se derrumba.
Te preguntas si valió la pena. Si estás perdiendo el tiempo.
Pero aquí hay una verdad incómoda: tú puedes controlar lo que haces; no puedes controlar lo que el mundo hace con ello. Así que la pregunta cambia:
¿Estás creando algo de lo que puedas sentirte orgulloso, incluso si nadie más lo reconoce?
Cuando creas por lo que representa para ti, no por métricas, todo cambia.
Poner intención y alma en lo que haces transforma tu día, incluso si nadie más lo ve.
Ahí empieza la pasión real: en el acto, no en la aprobación.
Según la teoría de la motivación intrínseca (Deci & Ryan, 1985), las personas que disfrutan del proceso tienen mayor probabilidad de perseverar que quienes sólo esperan recompensas externas.
Rendirse no es una opción para quien cree
Iniciar algo que amas, fallar, volver a fallar y seguir… eso te convierte en alguien que aprende.
No estás perdiendo el tiempo. Estás entrenando una habilidad vital: no traicionar tu visión cuando nadie más la ve.
Ese compromiso, aunque invisible, transforma tu energía. Llena tu día de propósito. Le da sentido a lo ordinario. Incluso si tu proyecto parece pequeño, ese acto tiene impacto. En ti. Y en quienes te rodean.
El acto definitivo de rebeldía

En un mundo en el que es mas fácil ser apático o cínico, comprometerte con lo que amas — aunque nadie más lo entienda — es un acto profundo de rebeldía.
No siempre vas a tener claridad. No siempre se va a sentir bien. Pero si lo haces desde un lugar real, estás creando algo que importa. Aunque solo sea para ti, eso ya es motivo suficiente para continuar.
Tal vez no se trate de seguir tu pasión... sino de no abandonarla cuando el camino se vuelve solitario.
Antes de terminar…
Tómate un momento hoy y pregúntate: ¿Qué proyecto estoy dejando morir porque no ha dado frutos todavía? Tal vez no necesite más resultados. Solo necesita que no lo sueltes.
3 acciones cuando sientas que pierdes tu pasión
Reescribe tu “para qué”. Recuerda por qué empezaste.
Vuelve al proceso. Haz algo pequeño hoy, sin esperar resultados inmediatos.
Busca referentes. Lee historias de gente que también atravesó dudas.
Si sigues un camino solo por sus resultados, el primer fracaso te detendrá. Pero si lo sigues porque amas el proceso... ni todos los fracasos del mundo te harán renunciar.
Gracias por leer,
KC