Cómo volverte irremplazable en la era de la IA

La IA puede imitar estilos, pero no puede crear desde una vida vivida.

En el siglo XIX, la invención de la cámara hizo que muchos pintores pensaran que su carrera había terminado. Lo que no sabían era que el arte iba a evolucionar, no desaparecer.

La fotografía se encargó de capturar la realidad... y con eso, liberó a la pintura de tener que hacerlo.

Los pintores empezaron a centrarse más en la experiencia humana y en las diferentes formas de percibir la realidad, no en recrear una representación fiel de ella.

Hoy, muchos creativos sienten lo mismo con la inteligencia artificial.

¿De qué sirve crear si una máquina puede hacerlo más rápido y sin errores?

Existe un miedo cada vez más presente que se ha ido colando en la mente de muchos creadores.

Es ese pensamiento incómodo que aparece cuando ves a alguien generar una portada, un guión, una imagen o incluso una canción con solo escribir un prompt.

Cuando te das cuenta que una herramienta puede hacer en segundos lo que a ti te tomaría horas, empiezas a cuestionarte cosas que antes ni pensabas:

  • ¿Para qué esforzarme tanto si una IA puede hacerlo mejor?

  • ¿Y si lo que hago deja de tener valor?

  • ¿Y si nadie nota la diferencia entre lo que hago yo… y lo que hace una máquina?

Usar la IA no te hace menos creativo

Como muchos de ustedes uso Chat GPT a diario. Hago resúmenes de textos, mejoro títulos de videos, investigo temas y le hago preguntas acerca de temas relacionados a mi marca personal.

Por un lado, tenemos acceso a todo tipo de información a solo un prompt de distancia. Por otro, aparece esa duda incómoda:

¿Y si nuestras mentes se vuelven obsoletas?

Porque claro, jamás vamos a poder competir con la IA en recopilación de datos o velocidad de procesamiento.

Ahí ya perdimos.

Pero... ¿realmente estamos compitiendo?

La IA no te reemplaza, te expande.

La palabra “reemplazo” me parece mal usada. No encaja cuando empiezas a ver la IA por lo que realmente es: una herramienta.

Una calculadora no nos hizo menos inteligentes, nos permitió enfocarnos en problemas más complejos.

El telescopio no reemplazó nuestros ojos, amplió nuestra visión del universo.

La IA puede hacer lo mismo con nuestra mente: expandirla, no suplantarla.

Y lo más importante de todo: nosotros creamos esa herramienta.

No se trata de competir con ella, sino de pensar mejor con su ayuda.

Decía que la computadora era “la bicicleta para la mente”. Así como una bicicleta multiplica la eficiencia del cuerpo humano para moverse, la computadora multiplica la eficiencia creativa del cerebro humano.

Si seguimos esa lógica… entonces la IA es un maldito cohete para la mente 😅

Pero sigue siendo eso: una herramienta.

Puedes imitar el estilo, pero no la sensibilidad

Hoy todo el mundo está generando imágenes con el estilo de Studio Ghibli.

Y claro, en redes ya empezó la típica guerra:

¿Esto está bien?

¿Se están robando estilos?

¿Van a reemplazar a los diseñadores gráficos?

Pero cuando nos preocupamos por si la IA nos hará obsoletos, estamos asumiendo algo que simplemente no es cierto:

Que la IA puede replicar nuestras emociones, vivencias y contradicciones humanas. Y ese no es el caso.

La IA puede hacer una imagen parecida a algo de Ghibli.

Pero jamás va a ser Miyazaki.

Porque Miyazaki no es solo un estilo visual.

Es una sensibilidad. Una filosofía. Una mirada al mundo.

Las imágenes generadas con IA pueden imitar, pero no crear desde una experiencia vivida.

Lo mismo pasa con los copywriters, los storytellers, los creadores de contenido. ¿La IA puede reemplazar lo genérico, lo vacío, lo copiado sin propósito?

Probablemente sí.

Pero el contenido auténtico, el que nace desde un lugar real… Ese sigue siendo insustituible.

El storytelling es tu superpoder

Pensar que la IA es creatividad es como creer que tener un piano en casa te convierte en músico.

La IA puede darte cualquier dato, cualquier referencia, cualquier estilo visual. Pero eso no es creatividad.

Creatividad es lo que haces después de tener toda esa información. Es cómo conectas puntos, cómo tomas decisiones, cómo lo comunicas a otros a través de una narrativa.

Y eso, eso solo se puede hacer con el storytelling.

Contar historias es lo que nos hace humanos.

No necesitas escribir una novela para hacerlo.

El storytelling está en todo: En cómo cuentas una cita que tuviste, cómo explicas una idea en una entrevista de trabajo, cómo respondes una pregunta en una conversación random. Está incluso en esta newsletter que estás leyendo ahora.

En cada uno de esos casos, tú construyes una narrativa con intención. Y esa narrativa tiene un objetivo: hacer que alguien más entienda, sienta o actúe.

La buena noticia es que el storytelling no es un talento mágico reservado para autores de ficción. Es una habilidad que se desarrolla. Yo, por ejemplo, estoy intentando hacerlo mejor con mis videos y mis posts. Estoy aprendiendo a usar mis vivencias como materia prima.

Porque esto es clave: Tu historia, contada desde tu perspectiva, tu experiencia, tus ideas y tus decisiones… no puede ser reemplazada. No puede ser replicada.

Ningún modelo de IA puede tener tus problemas, tus contradicciones, tus errores o las decisiones pequeñas que te llevaron hasta donde estás.

Y ahí empieza todo.

Tu historia empieza donde otros no pueden ver

El primer paso para convertirte en un gran storyteller es tener claridad sobre los problemas que más te importan.

Eso es lo que define tu “territorio creativo”. Tu launchpad.

No solemos detenernos a pensar en eso, pero si quieres contar historias que conecten, necesitas empezar por ahí.

Pasar de simplemente vivir tus problemas… a documentarlos.

  • Hacer inventario.

  • Identificar patrones.

  • Y usarlos como el origen de tus ideas.

Porque aunque otras personas compartan tus intereses, solo tú vas a tener esa combinación única de problemas que te duelen, te mueven y te hacen ver el mundo de la forma en que lo ves.

Y ahí está la historia.

Esa es la parte que nadie puede imitar.

Esa es la parte que te vuelve irremplazable.

🌱 ¿Quieres seguir explorando?

Si esta newsletter resonó contigo, probablemente te interese ir un poco más allá.

En mi canal de YouTube comparto todo lo que voy aprendiendo sobre creatividad, storytelling, filmmaking y cómo construir algo con propósito en la era digital.
Es una mezcla de lo que pienso, lo que hago y lo que todavía estoy intentando entender. Si te interesa ver el detrás de cámaras de un proceso creativo real, ahí es el lugar.

Y si quieres conectar con otros que también están en este camino, únete a Club C —una comunidad para creadores que quieren expresarse con autenticidad, crecer sin perder su esencia y construir algo que tenga sentido.

🔓 Dentro del Club vas a encontrar:

  • Recursos creativos y plantillas.

  • Retos para contar tu historia.

  • Espacios para compartir ideas, dudas y wins.

  • Y sobre todo, gente como tú, buscando hacer algo que valga la pena.

Gracias por leer,

Kevin.