Como usar la ansiedad a tu ventaja

El secreto está en reinterpretar lo que sientes, no en eliminarlo.

La escalada deportiva me enseñó una poderosa y muy útil lección sobre la ansiedad.

A ver, estas ultimas semanas he sentido mucha ansiedad, tanto personal como socialmente, y en medio de esta dinámica quería hablar de este tema. Durante una sesión de entrenamiento se me ocurrió asociar estas ideas que había leído de la ansiedad con el deporte que más me gusta y bueno aquí está a lo que llegué. Creo que les será muy útil.

Siempre he pensado que la escalada es la combinación perfecta entre ejercicio y diversión. Llevo años haciendo escalada deportiva, y aunque al principio solo buscaba pasar un buen rato, con el tiempo empecé a tomar el entrenamiento más en serio y me di cuenta de que cada ruta que intentaba (cada vez con más dificultad) no era solo un desafío físico, sino también muy mental. Y en medio de un entrenamiento se me ocurrió juntar estos temas.

Resulta que existe un fenómeno psicológico llamado "ley de Yerkes-Dodson" (o teroría La U invertida), que básicamente dice que cierto nivel de ansiedad es necesario para lograr tu mejor rendimiento, pero demasiada (o muy poca) puede arruinar por completo tus resultados. En escalada, esto se ve clarísimo: hay rutas que son super fáciles que me llegan a aburrir y ni siquiera las intento, y otras tan difíciles que el simple hecho de mirarlas ya me frustra, porque hay movimientos que no podría hacer. Pero aquellas rutas ligeramente desafiantes — esas que siento que estoy justo al límite de mis habilidades — son las que sacan lo mejor de mí.

Entonces la ansiedad no es tan negativa como siempre hemos creído. De hecho, si aprendes a usarla correctamente, podría convertirse en tu mejor aliada.

El error más común al enfrentar la ansiedad

"El sufrimiento tiene lugar en la mente, y solo en la mente puede ser curado."

Matthieu Ricard

Somos seres humanos: pensamos constantemente. Esto es clave cuando hablamos de ansiedad. Al principio, un pensamiento sobre cierta situación puede parecer neutral o inofensivo, pero mientras más vueltas le damos en nuestra mente, más crece hasta convertirse en una fuente inagotable de estrés. Incluso si tu parte racional sabe que en realidad no hay peligro, ya es demasiado tarde, porque cada segundo que pasa esos pensamientos negativos se multiplican y toman el control.

Es como estar encerrado en una especie de jaula enorme que nos asfixia y que llevamos con nosotros a todas partes.

Si no gestionamos estas sensaciones y su energía adecuadamente, pueden crecer hasta volverse abrumadoras, interfiriendo con nuestra vida diaria y profesional.

Sé que probablemente me ven en videos hablándole a la cámara de manera relajada, pero en realidad, durante mucho tiempo sufrí de pánico escénico. Creo que aún está presente en mí, aunque ya no de forma negativa.

En la universidad, cada vez que tenía que realizar presentaciones, sentía que el corazón se me aceleraba, enrojecía, sudaba excesivamente y terminaba concentrándome más en mis síntomas que en la propia presentación. Esto no solo afectaba mi rendimiento académico, sino también mis relaciones sociales y personales. Me obsesionaba con lo mal que me sentía, lo que hacía que la situación empeorara cada vez más.

Me enfocaba en los síntomas y en lo incómodo que era sentirme así, creando un ciclo del cual era difícil salir.

Ahora, trasladándonos al presente, estoy tratando de practicar más meditación, ejercicios de respiración consciente y hacer más actividad física. Ya saben, todas esas cosas buenas. Y gracias a hacer esto con regularidad puedo decir que, aunque la ansiedad no ha desaparecido completamente, sí he logrado permanecer más tiempo en ese equilibrio que les mencionaba antes. Todavía siento cómo el corazón me palpita y experimento algo de nervios, pero al final esa sensación se convierte en motivación para hacer cosas que antes evitaba. Un gran plus es que ahora mis ideas fluyen mucho mejor.

La ansiedad puede darnos un impulso adicional de energía para concentrarnos, ya que nos obliga a tomar acción.

Cuando sentimos ansiedad, no solo somos más creativos e innovadores, sino que nuestro cerebro responde con mayor enfoque y eficiencia ante situaciones impredecibles. Así, la ansiedad es mucho más que un simple “circuito del miedo” en nuestro cerebro; también activa nuestros impulsos hacia la recompensa y la conexión social, motivándonos a trabajar en aquello que valoramos, conectarnos con los demás y ser más productivos.

Repensar la ansiedad como una herramienta, en lugar de un síntoma, establece las bases para aprovechar mejor sus recursos y canalizar su energía de forma más efectiva.

Cómo dominar tu ansiedad y usarla como impulso creativo

La ansiedad puede ser tu arma secreta si aprendes a gestionarla adecuadamente. Aquí tienes los pasos clave para lograrlo:

1. Reconoce lo que ocurre

Tu ansiedad es una alarma, no una amenaza. Cuando la sientas, recuerda que no eres tú quien está "ansioso", sino tu cuerpo reaccionando a algo que considera importante. Es como que estuvieras en una sala de cine vacía y en la pantalla estás tu con todos esos síntomas, no ERES ansioso, eres solo el espectador. Piensa en esto como el indicador en tu tablero de instrumentos interno: una señal que dice "presta atención". Al reconocer esto, dejas de identificarte negativamente con la sensación y pasas a ser un observador objetivo.

2. Reinterpreta esa energía (el efecto impulso)

Cambia el enfoque mental que tienes sobre la ansiedad. En lugar de intentar eliminarla, redirígela. Antes de enfrentar una situación desafiante, como una presentación o un proyecto importante, dite a ti mismo: "Esta energía extra va a impulsar mi creatividad y desempeño". Esto se llama "Efecto Impulso" y convierte lo que antes era miedo en entusiasmo productivo.

3. Respirar

Si, algo que hacemos todos los días jaja pero el truco es hacerlo voluntariamente. He estado explorando este concepto del mindfulness y la verdad es que me ha servido mucho. Se trata de estar plenamente consciente del presente. En lugar de dejar que los pensamientos negativos se acumulen, concéntrate en respirar profunda y lentamente. Al hacerlo, estudia con atención las sensaciones físicas que acompañan tu ansiedad. Esto hace que te concentres más en respirar que en la distracción constante de los pensamientos negativos y te permite vivir plenamente el presente.

La ansiedad puede ayudarnos a mantener el enfoque en lo verdaderamente importante. Nos recuerda que ciertas situaciones necesitan atención y nos motiva a encontrar soluciones. No tiene por qué ser una maldición; de hecho, puede hacer nuestra vida mucho mejor si resistimos la tentación de pelear o temerle.

Descubrimientos inspiradores

  • Esta es una historia de hacer amigos. Me parece genial el storytelling en donde Nathaniel junta este miedo por las alturas en una historia de amistad. Me encanta la forma en la que está contado.

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